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Nuestra visión

Un mundo donde cada niño tenga un hogar seguro.

Conviertete en parte de la Familia AHN

Oh, venid al agua todos los que tenéis sed; Aunque no tengas dinero, ¡ven! Compra y come; ven, compra vino y leche sin dinero, ¡gratis!

~ Isaías 55:1

Administración financiera

Su apoyo hace posible este trabajo que cambia vidas y eso es lo que llamamos Divina Providencia. Puede tener la tranquilidad de saber que más del 90 % de su donación se destina directamente a ayudar a los necesitados. Menos del 10% de los fondos recibidos se utilizan para administración o recaudación de fondos, lo cual es lo mejor de su clase.

Nuestra misión

Proporcionar un hogar seguro, lleno de fe y amoroso para niños y adultos con discapacidades abandonados, descuidados o maltratados. Proporcionar formación integral y sanación interior y preparar a los niños para la edad adulta temprana o, cuando sea posible, para reunificarlos con la familia.

Historias que inspiran

Somos la Asociación Hogar Nazareth

Hogar Nazareth está compuesto por 43 empleados comprometidos, una junta directiva dedicada y un equipo de frailes franciscanos, misioneros y voluntarios.

35 años de la Divina Providencia

El 25 de julio de 1988, en la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, la joven Carmen Licet se encontraba en formación religiosa. Ese día llegó una mujer pidiendo protección para dos niñas huérfanas: María Elena (8 años) y Alba Luz (10 años); su madre antes de morir, le pidió que buscara un hogar seguro y estable para sus hijas.

Sanación Interior

El objetivo principal del departamento de psicología es apoyar a nuestros niños mientras superan las emociones difíciles que surgen en medio de las diversas situaciones difíciles que han vivido. Un segundo objetivo complementario es educar a nuestros hijos para que tengan un alto coeficiente intelectual emocional que consideramos vital para su proceso de curación.

Una comida en Casa Misericordia

El 25 de julio de 1988, en la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, la joven Carmen Licet se encontraba en formación religiosa. Ese día llegó una mujer pidiendo protección para dos niñas huérfanas: María Elena (8 años) y Alba Luz (10 años); su madre antes de morir, le pidió que buscara un hogar seguro y estable para sus hijas.

“Tomando al niño en sus brazos, les dijo: Cualquiera que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe; y el que me recibe, no me recibe a mí sino el que me envió”.

~ Marcos 9:36-37

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